Etapas

20 de julio de 2021

Siempre me ha fascinado la expresión dar a luz aplicada a la madre en el parto. Continuando la metáfora, tú querido lector, imagínate que cuando naciste abriste una habitación, le diste al interruptor de la luz y te encontraste con un montón de cajas. A la habitación le puedes llamar tu vida, a las cajas les puedes llamar oportunidades, experiencias o etapas.

Cada una de las cajas tiene un título: juegos en el recreo, universidad, gimnasio, viajes sola, viajes acompañada, amor real, amor tóxico, trabajo basura, trabajo vocacional, etc.

La apertura de esas cajas solo le corresponde a su dueño, es su responsabilidad porque la llave de esa habitación es el propio ADN.

Algunas cajas las abrirás, otras se quedarán nuevas en la estantería. La vida mientras cumple su curso nos brinda muchas experiencias, como decía mi profesora de literatura del bachillerato cada cual de su capa hace un sayo significando que cada individuo obra según su propio albedrío, con la libertad que solo a él le pertenece.

La falta de coraje causa pérdidas de momentos increíbles, por ello sería una verdadera lástima dejar demasiadas cajas cerradas. En el lecho de muerte las personas se arrepienten más de lo que no intentaron que de lo qué perdieron, por lo que es importante abandonar este mundo con los deberes hechos.

Recuerdo que cuando era adolescente jugaba con la primera PlayStation del mercado. Mi juego preferido era Crash Bandicoot -os cuento- debía conseguir unas gemas para destruir el aparato mental que construía esclavos terrestres creado por el malvado Doctor Neo Cortex, quién también tenía secuestrada a la novia de Crash. si no pasaba de fase, el juego me colocaba en la última fase que sí había conseguido y me brindaba la oportunidad de volver a enfrentarme de nuevo al juego, eso sí, conociendo las trampas y dificultades en las que no debía caer si quería pasarme el juego.

Cuando finalmente conseguía pasar todos los niveles y obtener las veinticinco gemas que exigía el juego, mi emoción, saltos y gritos se manifestaban y a continuación leía en la pantalla GAME OVER.

Tenía la posibilidad de volver a repetirlo íntegramente, esta vez con más experiencia, pero también tenía la opción de cambiar de juego o apagar la Play.  Como con las cajas.

Estoy segura que tras abrir cada caja nos reconstruimos y reinventamos, gracias a lo aprendido.

Desde este texto lanzo un saludo a todas las personas que la vida decidió que se cruzaran en mi camino para darme alguna lección, de lo bueno y lo no tan bueno se saca una lectura y una conclusión constructiva. O no, pero cuando te destruyen y tocas fondo, solo queda subir.