Reflexión sobre las redes sociales

16 de junio de 2024
Nos han creado una necesidad.
Hace algunos años viví en Estados Unidos. Durante los primeros meses en tierra norteamericana publicaba fotos y vídeos en Instagram y Facebook, impresionada y emocionada por mi nueva vida: obtuve plaza en la Universidad de Princeton, volví a la autoescuela (porque el permiso de conducir de España no valía) para aprobar la licencia en el estado de New Jersey, mi primer coche fue un truck enorme, vivía y trabajaba como aupair para una familia estadounidense con raíces árabes, etc.
Para publicar las historias de 24 horas, crear los álbumes, subir las fotos al muro dedicaba mucho tiempo a buscar la canción adecuada, las palabras perfectas, la ubicación, los hastags y etiquetar al resto de personas. Mi experiencia empezó a tener muy buena acogida entre los seguidores, me regalaban muchos likes, comentarios cargados de admiración y me mandaban mensajes privados, podría decir que tenía un Instagram muy popular, además venía de una etapa anterior, el periodismo, donde entrevisté a rostros conocidos, cubrí eventos donde la entrada equivalía a un salario mensual y ese contenido también agradaba.
Vivía cerca de Nueva York, en mi tiempo libre me ponía las zapatillas más cómodas y recorría La Gran Manzana. Recuerdo perfectamente el día que estaba subiendo las escaleras del MET con mi teléfono móvil en la mano, publicando los selfies que me acababa de hacer en Central Park, respondiendo a los mensajes, a los comentarios…
En resumen, me encontraba en el Museo Metropolitano publicando sobre Central Park. Cuando subí todos los escalones y estaba frente a la taquilla de las entradas, me giré y me percaté que acababa de dejar atrás las icónicas escaleras, escenario de una de mis series favoritas, Gossip Girl, los famosos peldaños por donde suben los artistas en la Gala MET anual.
Había ignorado el momento real por estar pendiente del mundo digital.
Me enfadé conmigo misma por faltarle el respeto al tiempo, por no disfrutarlo como merecía. Puse mi teléfono en modo avión y recorrí la historia del arte mundial a lo largo de más de 15.000 años. Paseé por las civilizaciones antiguas hasta llegar a las modernas. Tomé algunas fotos, como al Templo Egipcio de Dendur, a las obras de Vincent Van Gogh, Jacques-Louis David, etcétera. Las almacené en la galería de mi teléfono y esa misma noche eliminé Instagram y desactivé Facebook.
Durante tres años viví aventuras estadounidenses increíbles: estudié en dos universidades, competí en torneos profesionales de lanzamiento de hachas, visité muchísimas ciudades, conocí a gente maravillosa de diferentes rincones del mundo, desgusté nuevos sabores y licores. Fue una gran etapa de oportunidades y crecimiento personal.
Tras mi regreso a España me abrí un nuevo Instagram, reabrí el viejo Facebook, empecé a crear esta página web como uso de blog, a través de los apartados MI EXPERIENCIA EN ESTADOS UNIDOS y NUEVA YORK.
Como una influencia real para las nuevas aupairs, personas que quieren viajar o vivir en Estados Unidos o simplemente quién quiera observar una historia de aventuras y superación sobre la que por supuesto escribiré un libro.
Ahora mismo, 16 de junio de 2024, me encuentro en un punto de mi vida complicado -que no es necesario exponer aquí- y creo que una desintoxicación virtual como la que ya viví me hará un gran favor.
Necesito enfocarme en mí. Quiero trabajar para alcanzar mi mejor punto físico, mental y espiritual. Las aplicaciones sociales son un obstáculo importante en este camino, de modo que hoy vuelvo a cerrar todas mis redes sociales.
En septiembre volveré a retomar mis estudios y con ello la investigación acerca del impacto de la educación emocional en la salud mental. Tengo un proyecto con mi mascota y socia Atenea, he vuelto a tener disciplina en el gimnasio, a rezar y a reflexionar.
Esta página trataré de mantenerla siempre activa como currículum y almacén virtual de fotos, vídeos y textos como este.
Antes de escribir este texto -como buena experiodista- me he documentado y he leído testimonios de críticos qué para mi sorpresa ayudaron a crear Facebook, son ex trabajadores.
Por ejemplo, Sean Parker cocreador de Facebook en el evento de Axios en Philadelphia en 2017 admitió que ellos, quienes lo crearon, sabían que estaban diseñando algo adictivo que explotaba una vulnerabilidad de la psicología humana y aun así, ignorando los daños, lo desarrollaron.
Chamath Palihapitiva ex ejecutivo de facebook aseguraba que se sentía terriblemente culpable por haber contribuido a desarrollar herramientas que están rompiendo el tejido de cómo funciona la sociedad y recomienda una larga pausa de las redes sociales.
Por ello, querido lector me gustaría que respondieses a estas preguntas:
¿Cuánto tiempo pasas en Instagram, Facebook, TikTok, X?
¿Qué te aportan las redes sociales?
¿Crees qué estarías mejor con el teléfono en modo avión y prestando más atención a tus amigos, familiares, mascotas?
Yo imagino que dentro de un año volveré a abrirlas para hacer promoción de alguno de los proyectos que tengo en mente, si todo sale como me gustaría. Pero hasta que llegue ese momento estaré desaparecida. Solo me queda despedirme y desearle lo mejor a los seguidores que ya no van a saber de mí en un tiempo. Gracias por acompañarme a través de la pantalla estos últimos años.
