¿Por qué no duran las relaciones sentimentales en 2024?

2 de diciembre de 2024

 

Es una pregunta que permite muchas respuestas.

En primer lugar, no dura porque no es un amor correspondido en la misma medida. Es decir, uno de los dos está enamorado y el otro simplemente está presente por otras razones: miedo a la soledad, conformismo, cariño, atracción física, distracción, entretenimiento mientras olvida a otra persona, etc. De manera que cuando aparecen los problemas, quién no ama, no tiene verdadero interés en resolverlos. Prefiere dejar la relación y buscar otra nueva víctima.

Adoro uno de los párrafos que el escritor argentino Julio Cortázar expresó en su libro Rayuela (1963):

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque la aman, yo creo qué es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.

Vivimos en la época de la impaciencia e inmediatez, la de no respetar los procesos y los tiempos. Donde se ha digitalizado prácticamente todo: comprar, solicitar una cita médica, encargar comida, buscar trabajo, vender bártulos inservibles que están por casa y entre esas infinitas aplicaciones destacan las de citas, actualmente existen como mínimo 15.

Pedir pareja a la carta, como si se tratase de un menú, una oferta, ELEGIR, como exponía Cortázar, a través de un catálogo de fotos editadas a quién escribir, lo que automáticamente llevará a sonreír o disgustarte con las opciones del algoritmo y sus reacciones ante tu perfil.

Una búsqueda del tesoro fraudulenta en todos los aspectos. Puede dar la sensación de haber encontrado a una joya, pero alguien valioso nunca se expondría en un mercado virtual nada exclusivo al que cualquiera tiene acceso porque alguien de alto valor nunca es una promoción, sino una fortuna. Es fácil de entender, un Ferrari nunca lo veremos anunciado porque no necesita convencer, es lujo y se sabe.

El acto de rastreo le roba emoción a la vida real, a la autenticidad, la sorpresa y la coincidencia, factores humanos imprescindibles.

Personalmente nunca he descargado ni descargaré ninguna aplicación de esa índole. De hecho, actualmente las únicas aplicaciones que tengo son YouTube y WhatsApp.   

En segundo lugar, las redes sociales comunes, imperantes en nuestro modelo de vida: Facebook, Instagram, TikTok y Telegram son un campo de cultivo para mal entendidos, tentaciones, desilusiones y motivos que desencadenen en rupturas.

Hace meses decidí cerrar mis redes sociales (leer texto) y de lo que más me alegro es de la tranquilidad que disfruto: nadie comenta, nadie manda mensaje privado, nadie da like.

El mes pasado decidimos poner punto y final a la relación sentimental, ahora mismo me encuentro en el proceso de duelo sin ganas de querer conocer a nadie. Pero cuando me recupere, que por supuesto lo haré, me niego a conocer a un hombre por redes sociales. No quiero ese sistema en mi vida.

En tercer lugar, muchas personas están rotas, arrastran traumas y con ellos la irresponsabilidad afectiva. Intentar construir el edificio que la relación conlleva sobre pilares frágiles hará que más pronto o más tarde, no soporte el peso y se derrumbe. ¿Los motivos? muy variados: inseguridades, celos, control, faltas de respeto, mentiras, infidelidades, etc. Desafortunadamente nadie puede a salvar a nadie. Cuando un miembro de la pareja demuestra luz y el otro oscuridad es más probable que la sombra consuma al brillo que la iluminación atraviese las tinieblas.

Quién tiene problemas emocionales debe trabajar en ellos, previamente a querer compartir su vida con otra persona. Esto no es malo, todos hemos tenido conflictos, tropiezos y errores, pero reconociéndolos y trabajándolos se pueden solucionar.

 

En cuarto lugar, hay una frase muy romántica del poeta romano Virgilio que dice: Omnia vincit amor, el amor lo vence todo. Esta afirmación suena muy tierna, pero no creo que sea cierta. En ocasiones los proyectos de vida son diferentes, hasta opuestos y ¿Quién cede? ¿Quién abandona sus ideas o sueños? ¿Desistir de nuestros planes por amor a tu pareja? ¿Renunciar a la maternidad porque tu pareja no quiere, o, obligarte a ser madre porque tu pareja quiere hijos, pero tú no? y un sinfín de preguntas más.

 

Para ir concluyendo: qué nuestra pareja camine en la misma ruta de vida es imprescindible, al igual que la admiración mutua, la compatibilidad y la conexión porque si no existe atracción, no importa que se llame Máximo Décimo Meridio y sea comandante de los ejércitos del Norte, general de las legiones Félix y haya servido al emperador Marco Aurelio. Si no hay ilusión y éxtasis por ambas partes, nada funcionará. 

El filósofo Bertrand Russell exponía en su obra Autobiografía (1967):

El amor trae éxtasis, un éxtasis tan grande que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi vida por unas pocas horas de esta alegría.

Por todo lo mencionado, considero que es muy difícil conseguir una relación sana, auténtica y cuidarla como merece para que sea duradera.

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